Esta noche de invierno está resultando ser más fría de lo que imaginé. Y eso me recuerda a ella. Le gustaba tanto esta estación, leer uno de sus libros y tomar té, el café nunca fue de su agrado y para una persona como ella, resultaba ser descabellado. Miro por la ventana de mi departamento y me deleito con las luces de la ciudad por la noche, ¿qué estaría haciendo? ¿Leyendo antes de dormir? ¿Escribiendo algo para mí? Hace tiempo que no me dedica unas palabras… o quizás esté mirando la luna y pensando que alguien, aparte de mi, también la está viendo. Con mi cámara tomo una foto, es un hábito que aún conservo. Pienso en las pocas fotos que tengo con ella… nunca fue de su agrado estar frente a una cámara y a pesar de los años que han pasado, aún se resiste a sonreír cuando se lo pido. Tengo un café como acompañante. La única luz que me ilumina es la de la sala y me recuerda lo grande que es mi casa y lo vacía que puede resultar cuando mis amigos no están aquí. Silencio. Medito
Hace cuatro meses te fuiste. Lo más irónico del amor es que en algún momento guardamos duelo por alguien que está vivo. Mayo fue doloroso, Junio fue doloroso. Julio me desgarró por completo. Sin embargo, Agosto se llevó consigo todo lo que alguna vez pensé que construiríamos juntos. Lloré más veces de las que puedo recordar, grité contra mi almohada pero también tuve el valor de borrarte. Eliminar tus mensajes con promesas vacías, tus te quiero que hoy solo me saben a desesperanza, eliminé tu número de teléfono que me costaba memorizarme. Te eliminé de mis redes sociales porque tenía que seguir mi proceso. Te ví varias veces, en una de ellas, mirándote a los ojos en el elevador quería gritarte cuánto te extrañaba, cuan nerviosa me ponías y así aún podíamos tomarnos el café que nos debemos. Pero no lo hice. Tomé otras decisiones. Verte y aceptar que ya no estás en mi vida. Y, como te dije alguna vez, yo sé que puedo vivir sin ti. Pero no quiero. Y, esta vez, ya no importa lo que yo quie